El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha ratificado una sentencia que otorga la incapacidad permanente absoluta a una diseñadora gráfica de 57 años afectada por el síndrome post-Covid.
Incapacidad permanente absoluta derivada de un síndrome post-COVID
La afectada, una diseñadora gráfica, interpuso una demanda contra el Instituto Nacional de la Seguridad Social y la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS), tras la denegación de su solicitud inicial de incapacidad permanente. El tribunal de primera instancia falló a su favor. Reconociendo que la demandante sufre de una incapacidad permanente absoluta debido a los síntomas persistentes y debilitantes asociados con el síndrome post-COVID.
Cuadro clínico de la demandante
La afectada presenta una serie de dolencias, entre las que destaca una cefalea crónica post-COVID de perfil tensional, que no responde a ningún tratamiento médico. A esto se suma un trastorno adaptativo mixto reactivo y déficits cognitivos, tales como problemas de atención, memoria y evocación semántica. Según los informes médicos, la cefalea diaria ha sido refractaria a diversos tratamientos, lo que ha exacerbado su astenia (cansancio extremo). Del mismo modo, ha afectado de concentración, limitándola severamente en tareas que requieran elevada responsabilidad o altos niveles de atención.
Fundamentos de la sentencia sobre la incapacidad absoluta debido al síndrome post-Covid
La sentencia del juzgado de primera instancia concluyó que la trabajadora, debido a sus dolencias, está incapacitada no solo para su profesión habitual de diseñadora gráfica, sino también para cualquier actividad laboral. Este dictamen se basa en que el uso de pantallas y la concentración constante, inherentes a su profesión, resultan incompatibles con sus limitaciones físicas y cognitivas. El tribunal destacó que la cefalea crónica diaria imposibilita que la trabajadora realice cualquier tarea sin experimentar malestar o dolor casi permanente. Esta condición, junto con los problemas cognitivos, imposibilita el desarrollo de cualquier empleo con un rendimiento adecuado y sin esfuerzo extraordinario.
El INSS y la TGSS apelaron la decisión, alegando que la trabajadora no debería ser considerada merecedora del grado de incapacidad reconocido. Sin embargo, el tribunal superior rechazó este argumento, confirmando la sentencia inicial. La resolución se fundamenta en la incapacidad de la demandante para realizar cualquier tarea laboral, dadas sus dolencias persistentes y refractarias al tratamiento, que le imposibilitan llevar a cabo actividades con la regularidad y eficacia necesarias para mantener un empleo.
Conclusión | Acordada la incapacidad permanente absoluta derivada de un síndrome post-COVID
El tribunal ratificó la declaración de incapacidad permanente absoluta para la trabajadora, basándose en la severidad de su síndrome post-COVID, que incluye cefaleas crónicas, déficits cognitivos y fatiga extrema. Este fallo destaca el impacto del síndrome post-COVID en la vida laboral de las personas. Y reconoce que puede llegar a constituir una causa válida para la incapacidad permanente absoluta.