Por todos resulta conocido que los gases de efecto invernadero tienen efectos de gran alcance sobre el medio ambiente y la salud. Se caracterizan porque permiten que la luz que proviene del sol atraviese la atmósfera, pero no dejan salir una parte de la radiación infrarroja rebotada por la tierra, provocándose el efecto invernadero y calentando el aire.¿Cuáles son estos gases?Dióxido de carbono (CO2): Es el principal gas de efecto invernadero, responsable de aproximadamente tres cuartas partes de las emisiones. Las emisiones de dióxido de carbono proceden principalmente de la quema de materiales orgánicos: carbón, petróleo, gas, madera y residuos sólidos.Metano (CH4): Principal componente del gas natural, el metano se libera en los vertederos, las industrias del gas natural y del petróleo, y la agricultura (sobre todo a partir de los sistemas digestivos de los animales de pastoreo).Óxido nitroso (N2O): Ocupa una parte relativamente pequeña de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (alrededor del 6%), pero es 264 veces más potente que el dióxido de carbono a lo largo de 20 años, y su vida útil en la atmósfera supera el siglo. La agricultura y la ganadería, incluidos los fertilizantes, el estiércol y la quema de residuos agrícolas, junto con la quema de combustibles, son las mayores fuentes de emisiones de óxido nitroso.Los gases fluorados: Dentro de estos gases destacan los hidrofluorocarbonos (HFC), los perfluorocarbonos (PFC), y el hexafluoruro de azufre (SF6). Se trata de gases que tienen un potencial de captura de calor miles de veces mayor que el CO2 y permanecen en la atmósfera de cientos a miles de años.Estos gases son empleados principalmente en la refrigeración y aire acondicionado, espumado de plásticos, equipos de extinción de incendios, aerosoles y equipos eléctricos. A diferencia de lo que ocurre con los otros gases de efecto invernadero, los gases fluorados existen porque los fabrica el hombre.Los HFC y PFC comenzaron a utilizarse en los años 90 para sustituir a las sustancias que agotan la capa de ozono.Su utilización en España fue creciente desde su inicio hasta 2014, año en el que, para desincentivar su uso, entró en vigor el Impuesto sobre los Gases Fluorados de Efecto Invernadero (IGFEI), como complemento de otras medidas adoptadas a nivel europeo. Desde 2014 hasta la fecha, tal y como se desprende de los datos recogidos en el inventario nacional de gases de efecto invernadero, su utilización ha venido decreciendo cada año, en parte, debido al IGFEIEl IGFEI es un tributo de naturaleza indirecta que recae sobre el consumo de gases fluorados con un potencial de calentamiento atmosférico superior a 150[1], por lo que, al encarecer su precio no solo incentiva el consumo de otros gases sustitutivos menos contaminantes, sino que fomenta conductas más respetuosas con el medio ambiente, como es el correcto mantenimiento y sellado de las instalaciones que incorporan gases fluorados con el fin de evitar fugas de estos gases a la atmósfera.Transcurridos casi diez años desde la entrada en vigor de esta figura impositiva, se procedió a su revisión con dos objetivos fundamentales: simplificar la gestión del impuesto y garantizar un efectivo control de los gases fluorados de efecto invernadero, fundamentalmente, en las adquisiciones intracomunitarias de dichos gases.Como consecuencia, con efectos desde el 1 de septiembre de 2022 entró en vigor la modificación del IGFEI llevada a cabo por la disposición final primera de la Ley 14/2022, de 8 de julio, de modificación de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, con el fin de regular las estadísticas de las microempresas, pequeñas y medianas empresas (PYME) en la contratación pública y por el Reglamento del Impuesto sobre los Gases Fluorados de Efecto Invernadero, aprobado . . .
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